Diagnóstico

Para el diagnóstico de AD se siguen los criterios establecidos por el Instituto Nacional de Desórdenes Neurológicos, de Comunicación y Cerebrovasculares (NINCDS) y la Asociación para la Enfermedad de Alzheimer y Trastornos Relacionados (ADRDA) de los EE.UU. Allí se fijan tres grados: AD posible: Los pacientes tienen déficit cognitivo de evolución lenta y progresiva sin disturbios de la conciencia y ausencia de trastornos vasculares, metabólicos o tóxicos del SNC. AD probable: Los pacientes presentan los síntomas de AD posible con un claro empeoramiento de la memoria, antecedentes familiares de AD y edad de comienzo entre 40-90 años (más frecuentemente alrededor de los 65 años). AD definitiva: El paciente presenta AD probable y, cuando muere, en la autopsia se encuentran los elementos característicos de ella. Por lo tanto, el diagnóstico final de la AD es histopatológico.

 

Atrofia cortical y dilatacón ventricular

Es característico de la AD la atrofia de la corteza y la dilatación ventricular. Usualmente el lóbulo temporal medial, en especial el hipocampo y los núcleos amigdalinos sienten el impacto del proceso atrófico seguido del lóbulo frontal. Macroscópicamente se observa una atrofia cerebral difusa que predomina en las áreas de asociación con relativa preservación de las regiones motora primaria, sensoriales y visuales. La degeneración cortical difusa es responsable del deterioro de las funciones del sistema nervios, así como de las modificaciones de la personalidad.